15/04/2017
Bastián, junto con sus compañeros de viaje,
emprendió un viaje para regresar a su mundo. En una noche, cerca todavía de la
ciudad del torneo, empezaron a escuchar unos llantos, pero había tanta
oscuridad que no podían reconocer de quién o quiénes eran. Como Bastián tenía a
Al-Tsahir, pudo iluminar el valle del que provenían los lloriqueos, dejando así
a los ayayái visibles. Estos, empezaron a lamentarse al saber que alguien había
visto su fealdad. Entre lamentos, Bastián se apiadó de ellos y les prometió
embellecerlos. Les dijo que, tras dormir, podrían salir de su envoltura y se
convertirían en bonitas mariposas, los schlabuffos, los que siempre ríen. Muy
agradecidos, los ayayái siguieron sus órdenes, y al día siguiente, estaban
sobrevolando el cielo, aunque empezaron a destrozar los edificios de seda de
plata de la ciudad cercana, hasta que Bastián intervino, haciendo que las
polillas-payaso lo molestaran. Estas, le llamaban por su nombre, pero con
modificaciones, haciendo que Bastián olvidara su auténtico nombre a causa de
AÚRYN, tras pedir el deseo para hacer más felices a los que siempre lloran.
Volvieron a emprender el viaje, pero cada vez
avanzaban menos. Además, Atreyu y Fújur se dieron cuenta de que Bastián había
vuelto a perder la memoria. Yija, la mula, le dijo a Bastián el motivo del
atraso del viaje, y era que, se dirigían a la Torre de Marfil, para volver a
ver a la Hija de la Luna, pero ese deseo desapareció por un tiempo, y por eso
no conseguían llegar más lejos. Pero, tras reflexionar un poco, Bastián decide
dirigirse a donde iban antes, para poder devolverle la Alhaja a la Emperatriz
Infantil. Además, durante el trayecto, fueron acoplándose más y más viajeros,
que seguían a Bastián.
Durante el viaje, llegan a un edificio mágico,
con forma de mano, donde habitaba Xayide, una maga que tenía un ejército de
caballeros, quienes eran cáscaras vacías, que se movían a su voluntad. Y es
que, llegan al castillo de Hórok, porque Xayide exigía que Bastián se rindiera
y que jurase servirla para siempre, sin condiciones y sin oponerse. Tras
derrotar su ejército, encuentran a Xayide, atemorizada, quien se convierte en
sierva de Bastián tras su derrota.
Tras hablar con Xayide, decide “deshacerse” de
Yija, a quien le dice que hay un caballo que será el padre de sus hijos que
está enamorado de ella. Y la mula, ilusionada, se aleja trotando del
campamento. Después, vuelve con Xayide, y esta le otorga un regalo: el cinturón
Guémmal, un cinturón que hace que el que lo lleve sea invisible. Más tarde,
llegan seis lechuzas, que piden que vayan a un monasterio, donde habitan tres Pensadores
Profundos: Uschtu, la Madre del Presentimiento, Schirkrie, el Padre de la
Visión, y Yisipu, el Hijo de la Sagacidad, cada uno con cuerpo humano, pero con
cabeza de lechuza, águila y zorro, respectivamente. Desde el monasterio,
observan el lugar donde se encuentra el libro de La Historia Interminable, el desván de un colegio, el colegio de
Bastián. Pero, al irse del monasterio, Bastián se olvidó del desván, del
colegio, del libro recubierto de seda… Y cómo había llegado a Fantasia.
Antes de llegar a la Torre de Marfil, Bastián
descubre que Atreyu quería robarle el Signo de la Emperatriz Infantil, condenándolos
a él y a Fújur, su cómplice, como traidores, expulsándolos del campamento. Al
llegar al centro de Fantasia, Bastián recibe la desagradable sorpresa de que la
Emperatriz no estaba, y Xayide consigue convencerle de que es porque ella
quiere que él lo suceda y obtenga el título de Emperador Infantil, provocando
que todos los fantasios, uno por uno, ante el suelo, tocaran el suelo con la
frente tres veces, besar el pie derecho de Bastián y decir: “En nombre de mi
pueblo y de mis congéneres te ruego a ti, a quien todos debemos nuestra
existencia, que te corones Emperador Infantil de Fantasia.”. Habían pasado unas
horas desde que empezó su coronación, hasta que un joven fauno llegó a la sala
del trono, advirtiendo a Bastián sobre el peligro que suponía Atreyu en ese
momento, ya que había conseguido reunir tres ejércitos. Bastián se tuvo que
enfrentar a Atreyu, cara a cara, y en su enfrentamiento, le clavó Sikanda a
Atreyu en el pecho, haciendo que empezara a sangrar. Tras su derrota, Fújur se
lo llevó, y Bastián empezó a perseguir a Atreyu “hasta el fin del mundo”.